Tuesday, May 31, 2011

Somos lo que los demás esperan que seamos

por Ivo Gavranovich

El título de este artículo nos lleva a hablar del efecto Pigmalión, también conocido como de las profecías autocumplidas. En una investigación, se le dijo a varios profesores que iban a dar clases a un grupo de alumnos muy brillantes, con un cociente intelectual elevado. En realidad, los alumnos habían sido elegidos al azar. Paralelamente, a los mismos profesores se les dijo que iban también a dar clases a otro grupo de alumnos con desempeño normal, nada extraordinario que habían sido elegidos al azar. Los resultados de esta investigación fueron que el grupo de alumnos que se habían considerado más capacitados, obtuvieron un progreso mayor al final de curso en comparación con el grupo que se habían considerado alumnos con coeficiente intelectual normal. Es que claro, los profesores al considerar más inteligentes a ciertos estudiantes, tienden a rendir mejor con ellos.

Las profecías autocumplidas forman parte de las primeras impresiones que una persona se forma sobre otra o un grupo de ellas. Si crees que alguien va a actuar de una determinada manera, lo más probable es que le transmitas de forma no verbal tus expectativas y que esa persona actúe de acuerdo con ellas. Una persona que admite que la gente le rechaza o lo evita, seguro que actúa tímidamente con los demás cuando se relaciona; por ejemplo, no mira a la cara, tiene una postura encogida y rígida, habla de cosas negativas, etc. Los demás al ver esto, es normal que cumplan sus expectativas; es decir, que le confirmen sus temores.

El Efecto Pigmalión se puede utilizar para tener resultados positivos o negativos. Por ejemplo, algunos vendedores lo usan de forma muy positiva, cotidianamente con éxito. Basta con imaginar que las cosas van a funcionar de forma correcta a la hora de vender.

Para profundizar un poco más sobre este efecto, los invito a leer en wikipedia.

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