por Ivo Gavranovich
En este artículo vamos a mostrar el proceso que sigue la mente humana para generar una respuesta ante un estímulo exterior. De paso, vamos a demostrar también el carácter subjetivo de las creencias que tenemos instaladas en nuestro subconsciente, es decir, vamos a ver que nuestras creencias no necesariamente representan la realidad objetiva, tal como muchos podrían apostar. Finalmente, haremos notar que nosotros mismo podemos modificar los resultados de este proceso, adecuándolos a nuestra conveniencia.
Especialistas en el campo del potencial humano, hace relativamente poco tiempo, se han puesto de acuerdo en determinar las piezas y describir el proceso que nuestra mente utiliza para generar una respuesta ante una solicitación externa. Más adelante comprenderemos que este proceso es la ruta que sigue nuestra mente para obtener los resultados que uno desea en sus vidas. En palabras cortas, es la respuesta a la pregunta: “¿Por qué me pasan las cosas así de esta manera?”. Este proceso de manifestación de las cosas, tal como lo han determinado los expertos, incluye otros componentes y detalles, que no vamos a presentar en este artículo porque esa no es la intención a este nivel. Por lo tanto, aquí vamos a simplificar el proceso. El proceso lo vamos a representar de la manera siguiente:
E --> C --> S --> A --> R
La primera pieza del proceso es el Estímulo Externo (E) generado por el entorno que nos rodea. En realidad se refiere tanto al entorno exterior como al interior, pero ya dijimos que vamos a quedarnos con el proceso simplificado, así que vamos a definirlo como las estimulaciones físicas o solicitaciones externas que nuestra mente percibe a través de sus receptores, llámense vista, olfato, gusto, oído y/o tacto. Esta información captada, es transmitida al cerebro por los llamados neurotransmisores para ser procesada. Luego, nuestra mente genera un significado interno, que es el resultado de la combinación del estímulo captado en ese momento y de otros similares que forman parte de nuestra historia personal.
Una vez que nuestra mente genera ese significado interno, pasamos a la segunda pieza que entra a tallar en el proceso, las Creencias (C). Este significado es comparado internamente con las creencias. Las creencias son como los patrones que tenemos instalados desde muy temprano de nuestras vidas. Algunos ejemplos de creencias son: “Si estornudo, me voy a resfriar.” “Las matemáticas son difíciles.” “Por cada golpe que reciba debo dar dos.” No hay creencias buenas ni malas, simplemente son ideas que las tomamos como válidas porque están archivadas en los gabinetes de nuestra mente desde el pasado y en especial desde cuando éramos niños. Las creencias nos son inculcadas por las personas que nos rodean, en especial por los más cercanos como familiares, profesores y amigos. De ninguna manera estas creencias representan la verdad absoluta, por esa razón es muy difícil encontrar a dos personas que piensan igual.
El producto de esta comparación interna, los llamamos Sentimientos (S) o emociones, la tercera pieza de nuestra fórmula resumen. Los sentimientos son un indicativo de si el “estado actual” se acerca o no a nuestros patrones o nuestras creencias. Cuando esta comparación se empareja, entonces nuestros sentimientos son positivos. Si por el contrario, en esta comparación hay componentes que no engranan, entonces nuestros sentimientos son de rechazo.
Hasta aquí, la mente inconsciente ha recibido, procesado, filtrado y evaluado lo que ha recibido del entorno. Hasta aquí la mente inconsciente ha llegado a un veredicto de cómo responder al exterior.
Entonces, lo que queda es la selección de una respuesta y luego actuamos. La Acción (A) es la cuarta pieza del proceso. Actuamos de acuerdo con lo que percibimos como la realidad. Esa realidad no es otra cosa que “nuestra” realidad. Tal como hemos hecho notar arriba, esa realidad es un estado puramente subjetivo. Dicho de otra forma, nuestro yo interior elige una respuesta o una acción entre todas aquellas que ha ido aprendiendo a lo largo de la vida. De ti depende responder un sentimiento de odio con otro de mayor odio o responder al odio con perdón y olvido. De ti depende responder un sentimiento de victoria con alegría y festejo o responderlo con frustración y rechazo.
A toda acción le corresponde una reacción o Resultado (R), que viene a ser la última pieza del proceso. El resultado de tu acción es dado por el universo. Los resultados serán buenos o malos de acuerdo a cómo el universo califica tu acción. El universo no se equivoca, tarde o temprano te impone los resultados que te mereces. Si en situaciones difíciles, tratas de engañar al universo, lo único que estás haciendo es prolongar tu agonía, es decir, te estás engañando a ti mismo. Por lo tanto, te aconsejo enfrentar la realidad apenas se presenta, que de esta manera es más fácil solucionar las situaciones difíciles. Como vez, los resultados no dependen de ti directamente, sino del universo. Sin embargo, tú puedes manipular los resultados de tal manera que cuando se dan malos, voltearlos a tu favor o, mejor aun, simplemente anticipándose y evitar los resultados negativos. Más adelante veremos cómo lo puedes lograr.
Finalmente, estos resultados pasan a formar parte de nuestra historia personal que le sirve de retroalimentación a nuestras creencias, sentimientos y en consecuencia a acciones futuras. Es decir, se crea un círculo cerrado en el proceso de manifestación de la mente humana.
No hay que perder de vista que durante el viaje de la información, tanto en bruto como ya codificada, durante todo el proceso y a través de los distintos niveles de nuestro yo interior, se pierde información y también se añade otra, lo que aleja aun más al resultado de la realidad objetiva. La información que se añada es producto de nuestra historia personal.
Para obtener resultados positivos, lo único que tienes que hacer es trabajar sobre tus creencias. No hay creencias buenas ni malas. Solo aquellas que limitan tu desarrollo y aquellas que te impulsan al éxito. Elimina todas aquellas creencias que te limitan y cámbialas por otras que te ayuden en la vida. Ese componente subjetivo que te hace daño es un lastre, un ancla que no te permite navegar, ¡deséchala! “No busques la quinta pata al gato.” No trates de remar contra la corriente. Cuando remas contra la corriente, la emoción negativa está presente, lo que quiere decir que estás atrayendo lo que no quieres, lo que no deseas. Las creencias que te impulsan al éxito son aquellas que te producen sentimientos (emociones) positivos.
En este artículo vamos a mostrar el proceso que sigue la mente humana para generar una respuesta ante un estímulo exterior. De paso, vamos a demostrar también el carácter subjetivo de las creencias que tenemos instaladas en nuestro subconsciente, es decir, vamos a ver que nuestras creencias no necesariamente representan la realidad objetiva, tal como muchos podrían apostar. Finalmente, haremos notar que nosotros mismo podemos modificar los resultados de este proceso, adecuándolos a nuestra conveniencia.
Especialistas en el campo del potencial humano, hace relativamente poco tiempo, se han puesto de acuerdo en determinar las piezas y describir el proceso que nuestra mente utiliza para generar una respuesta ante una solicitación externa. Más adelante comprenderemos que este proceso es la ruta que sigue nuestra mente para obtener los resultados que uno desea en sus vidas. En palabras cortas, es la respuesta a la pregunta: “¿Por qué me pasan las cosas así de esta manera?”. Este proceso de manifestación de las cosas, tal como lo han determinado los expertos, incluye otros componentes y detalles, que no vamos a presentar en este artículo porque esa no es la intención a este nivel. Por lo tanto, aquí vamos a simplificar el proceso. El proceso lo vamos a representar de la manera siguiente:
E --> C --> S --> A --> R
La primera pieza del proceso es el Estímulo Externo (E) generado por el entorno que nos rodea. En realidad se refiere tanto al entorno exterior como al interior, pero ya dijimos que vamos a quedarnos con el proceso simplificado, así que vamos a definirlo como las estimulaciones físicas o solicitaciones externas que nuestra mente percibe a través de sus receptores, llámense vista, olfato, gusto, oído y/o tacto. Esta información captada, es transmitida al cerebro por los llamados neurotransmisores para ser procesada. Luego, nuestra mente genera un significado interno, que es el resultado de la combinación del estímulo captado en ese momento y de otros similares que forman parte de nuestra historia personal.
Una vez que nuestra mente genera ese significado interno, pasamos a la segunda pieza que entra a tallar en el proceso, las Creencias (C). Este significado es comparado internamente con las creencias. Las creencias son como los patrones que tenemos instalados desde muy temprano de nuestras vidas. Algunos ejemplos de creencias son: “Si estornudo, me voy a resfriar.” “Las matemáticas son difíciles.” “Por cada golpe que reciba debo dar dos.” No hay creencias buenas ni malas, simplemente son ideas que las tomamos como válidas porque están archivadas en los gabinetes de nuestra mente desde el pasado y en especial desde cuando éramos niños. Las creencias nos son inculcadas por las personas que nos rodean, en especial por los más cercanos como familiares, profesores y amigos. De ninguna manera estas creencias representan la verdad absoluta, por esa razón es muy difícil encontrar a dos personas que piensan igual.
El producto de esta comparación interna, los llamamos Sentimientos (S) o emociones, la tercera pieza de nuestra fórmula resumen. Los sentimientos son un indicativo de si el “estado actual” se acerca o no a nuestros patrones o nuestras creencias. Cuando esta comparación se empareja, entonces nuestros sentimientos son positivos. Si por el contrario, en esta comparación hay componentes que no engranan, entonces nuestros sentimientos son de rechazo.
Hasta aquí, la mente inconsciente ha recibido, procesado, filtrado y evaluado lo que ha recibido del entorno. Hasta aquí la mente inconsciente ha llegado a un veredicto de cómo responder al exterior.
Entonces, lo que queda es la selección de una respuesta y luego actuamos. La Acción (A) es la cuarta pieza del proceso. Actuamos de acuerdo con lo que percibimos como la realidad. Esa realidad no es otra cosa que “nuestra” realidad. Tal como hemos hecho notar arriba, esa realidad es un estado puramente subjetivo. Dicho de otra forma, nuestro yo interior elige una respuesta o una acción entre todas aquellas que ha ido aprendiendo a lo largo de la vida. De ti depende responder un sentimiento de odio con otro de mayor odio o responder al odio con perdón y olvido. De ti depende responder un sentimiento de victoria con alegría y festejo o responderlo con frustración y rechazo.
A toda acción le corresponde una reacción o Resultado (R), que viene a ser la última pieza del proceso. El resultado de tu acción es dado por el universo. Los resultados serán buenos o malos de acuerdo a cómo el universo califica tu acción. El universo no se equivoca, tarde o temprano te impone los resultados que te mereces. Si en situaciones difíciles, tratas de engañar al universo, lo único que estás haciendo es prolongar tu agonía, es decir, te estás engañando a ti mismo. Por lo tanto, te aconsejo enfrentar la realidad apenas se presenta, que de esta manera es más fácil solucionar las situaciones difíciles. Como vez, los resultados no dependen de ti directamente, sino del universo. Sin embargo, tú puedes manipular los resultados de tal manera que cuando se dan malos, voltearlos a tu favor o, mejor aun, simplemente anticipándose y evitar los resultados negativos. Más adelante veremos cómo lo puedes lograr.
Finalmente, estos resultados pasan a formar parte de nuestra historia personal que le sirve de retroalimentación a nuestras creencias, sentimientos y en consecuencia a acciones futuras. Es decir, se crea un círculo cerrado en el proceso de manifestación de la mente humana.
No hay que perder de vista que durante el viaje de la información, tanto en bruto como ya codificada, durante todo el proceso y a través de los distintos niveles de nuestro yo interior, se pierde información y también se añade otra, lo que aleja aun más al resultado de la realidad objetiva. La información que se añada es producto de nuestra historia personal.
Para obtener resultados positivos, lo único que tienes que hacer es trabajar sobre tus creencias. No hay creencias buenas ni malas. Solo aquellas que limitan tu desarrollo y aquellas que te impulsan al éxito. Elimina todas aquellas creencias que te limitan y cámbialas por otras que te ayuden en la vida. Ese componente subjetivo que te hace daño es un lastre, un ancla que no te permite navegar, ¡deséchala! “No busques la quinta pata al gato.” No trates de remar contra la corriente. Cuando remas contra la corriente, la emoción negativa está presente, lo que quiere decir que estás atrayendo lo que no quieres, lo que no deseas. Las creencias que te impulsan al éxito son aquellas que te producen sentimientos (emociones) positivos.
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